martes, 17 de junio de 2014

Tarot y psicología.




Para hablar de la relación entre el Tarot y la psicología, debemos acercarnos una vez más al concepto de los “arquetipos universales”, esas imágenes o ideas colectivas relacionadas con las mitologías, las tradiciones religiosas, los cuentos de hadas, la simbología de los sueños o la geometría presente en todas las formas de la naturaleza. Asimismo, encontramos ideas-arquetipo relacionadas con las experiencias más comunes de la vida, aquellas que siempre suelen darse por supuestas, cómo son; el abnegado amor de la madre, la sabiduría del anciano, la inocencia del niño, la valentía del soldado, la fuerza del instinto animal etc. Todos estos arquetipos forman parte del inconsciente colectivo de la psique humana, y en consecuencia, cada persona los atesora en su propio interior.

Los arcanos del Tarot, especialmente los arcanos mayores, también incorporan en sus imágenes y su contenido muchos de estos arquetipos, incluso ellos son ya arquetipos por si mismos, y por esta razón, una buena parte de su significado está igualmente incorporada en la memoria inconsciente del ser humano. De ahí, que la combinación de arcanos en una tirada, contenga además de la respuesta solicitada, un significado añadido que va enfocado hacia una mayor comprensión de la psicología y las motivaciones inconscientes de quien consulta.

Por ejemplo, relacionados con los mitos y las tradiciones religiosas encontramos en el arcano-arquetipo de El Mago, el poder del chaman, del hechicero, del sanador, y en nuestra época, del psicólogo y de todo aquel (incluido quien consulta) que conecta su voluntad con la energía creadora y es capaz de transformar una realidad que oprime en otra realidad que libera.

Con La Sacerdotisa interiorizamos y descubrimos el poder de la intuición, de la sabiduría del inconsciente y también la fecunda generosidad de la madre-tierra, y de todas aquellas semillas plantadas con anterioridad que se están gestando en nuestro interior.

Con El Papa o Sumo Sacerdote vinculado a los principios personales más arraigados, descubrimos la voz de la conciencia con su culpa y su perdón, y también al consejero espiritual que adoctrina y consuela.




Con El Ermitaño se valora la sabiduría y prudencia del anciano aprendidas con las experiencias vividas a lo largo de los años.

En La Fuerza están presentes el arrojo y valentía del héroe, y el control de la mente sobre los instintos.

En El Diablo se refleja la idea de la responsabilidad, de las obligaciones, de la tentación-pecado, y del karma pendiente.

El mito de los dioses solares que nacen en la oscuridad más densa y traen con ellos una nueva luz, aparece en el arcano-arquetipo del Sol, y el de las diosas paganas hijas de la Naturaleza y protectoras del hogar, la maternidad y la familia toman forma en el arcano de La Luna. 

Las figuras geométricas y su significado simbólico también están en el Tarot. Cómo el círculo con la Rueda de la Fortuna representando los cambios cíclicos que ayudan a mejorar y crecer. El cuadrado o rectángulo con la Torre (la construcción humana) que representa los cambios obligados por necesidades kármicas. La Estrella, símbolo mágico y religioso, que representa la guía espiritual que orienta y ayuda al hombre a conciliar su parte humana con su parte divina. Y la esfera con el Mundo, que representa la totalidad, la culminación final y completa de una etapa. 


Asimismo, el Tarot contiene expresadas en sus arcanos, las experiencias y sentimientos más comunes de la vida que tienen calidad de arquetipo, como la fuerza irresistible del amor y el deseo en Los Enamorados. La inspiración y la espiritualidad más exaltada en el arcano de El Loco. El afán de conquista, de emociones, de libertad y múltiples vivencias con El Carro. La inexperiencia y el fracaso existencial en El Colgado. El éxito en los resultados materiales con el Emperador, y el éxito que abre nuevos horizontes en el camino evolutivo con La Emperatriz. El equilibrio entre la plenitud física-material y la plenitud espiritual con La Templanza. La superación de limitaciones y pruebas necesarias con El Juicio. La recompensa merecida y la luz de la verdad con La Justicia, y las transformaciones interiores que ayudan a crecer y madurar el propio destino con La Muerte.



EL INTERÉS POR EL TAROT DE CARL G. JUNG

El psiquiatra y psicólogo suizo Carl G. Jung (1875-1961), pionero de la psicología transpersonal, dedicó una buena parte de su vida al estudio de los contenidos del inconsciente, descubriendo que la fuerza y naturaleza de esta parte de la psíque humana sobrepasaba en mucho, la personalidad individual, para entrar en un conocimiento más profundo y sin edad, de los símbolos que a través de los tiempos han establecido los diferentes mitos, religiones y costumbres ancestrales. Todo un saber integrado en lo que él llamó “el inconsciente colectivo”, “la memoria genética de la Humanidad”.

El interés de Jung por indagar el alcance de este “saber colectivo” heredado de generación en generación y por estudiar la complejidad de la mente humana, le llevó a investigar en otros campos, entre ellos la antropología (con viajes y estancias en puntos estratégicos de antiguas civilizaciones), el mundo de los sueños, la mediumnidad, la parapsicología y también las artes adivinatorias, en especial el Tarot.

Los arcanos y la línea de la vida



Respecto al Tarot, Jung estableció una hipótesis comparativa entre los arcanos mayores (por su orden numérico) y las potencialidades del ser humano. Así; El Loco simbolizaría al recién nacido con todo su potencial de inocencia. Después seguiría El Mago como el despertar de la conciencia, la voluntad y el yo individual. La Sacerdotisa representaría la parte más intuitiva, la Emperatriz el poder de la percepción, el Emperador el poder ejecutor y el Papa el pensamiento, estudio y deducción. Con los Enamorados se llegaría a la adolescencia y las primeras emociones amorosas y el Carro representaría la reafirmación de la personalidad con sus aciertos y errores. La Justicia sería la responsabilidad de la madurez y el Ermitaño la necesaria introspección. Sigue la Rueda de la Fortuna con los cambios y avatares que depara la vida, después la Fuerza que representa la capacidad de lucha y superación, el Colgado con las decepciones y el continuo aprendizaje, la Muerte con las transformaciones interiores que permiten crecer. La Templanza el equilibrio y la unión de los opuestos, el Diablo la fuerza de los instintos. Con la Torre se llega al conocimiento del “yo superior” que implica pérdidas y abandonos necesarios, la Estrella sería la conciencia evolutiva, la Luna las inquietudes internas y el Sol la toma de conciencia. Por último, el Juicio representaría el resurgimiento y los cambios voluntarios y el Mundo la culminación final, la última etapa. 

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